jueves, 20 de noviembre de 2014

El miedo a Daniel Scioli



¿Qué es el miedo?... vamos al diccionario: “Miedo: perturbación angustiosa del ánimo por algún peligro o mal que amenaza”. ¿Será “miedo” lo que sienten Florencio Randazzo y Sergio Urribarri?, ¿Cuál es el peligro? ¿Cuál es el mal que los amenaza? Pensemos en Scioli, gobernador de la Provincia de Buenos Aires, elegido en 2007 con 3,1 millones de votos, y reelegido en 2011 con 4,1 millones de votos,  y un promedio de 3,6 millones de votos (1.2 % del padrón nacional). Sin Cristina Fernández en lista, Daniel Osvaldo Scioli, tiene el mayor caudal de votos, a nivel nacional. Esta no es una apreciación personal ni mediática, como dice Randazzo, es el resultado de un largo proceso de interacción política entre Scioli y el pueblo argentino, iniciado en 2003, cuando le tocó ser vicepresidente de Néstor Kirchner. Entonces, ¿Scioli representa alguna amenaza? Sí, ¿para quién? Lo veremos a continuación.

Presidir un país es gobernar y conducir; gobernar es fácil – decía Perón – lo difícil es conducir. Y, al fin y al cabo ¿Qué es conducir? Conducir es un arte, que requiere técnica, preparación y organización. Y, aunque no les guste a muchos desde la oposición, y desde el mismo kirchnerismo, Daniel Scioli conduce, ahora, y si ganara las elecciones generales del año que viene, pasará a conducir el Frente Para la Victoria. Esto tampoco es una opinión personal, sería subestimar demasiado el piso de más de 3 millones y medio de votos con los que cuenta, el ahora gobernador de la provincia más grande del país.
Ahora, trasladémonos a Florencio Randazzo, quien – y esto sí es opinión personal – es el mejor funcionario que ha tenido este proyecto político. Empero, no cuenta con un perfil de conductor, sino que, muy por el contrario, es visto como un buen soldado de Cristina, y no más que eso; y como si fuera poco, él, que pregona que Daniel Scioli es un candidato mediático, obviando absurdamente su enorme potencial en votos, termina siendo un mero caballo de Troya, puesto por el “kirchnerismo puro”; el cual, digámoslo, votó a Carrió en 2007, e hizo la campaña contra el mismísimo Daniel Scioli en 2011, proponiendo a Sabbatella, por fuera del FPV. Ese “kirchnerismo puro”, es el peor enemigo que tiene el peronismo hoy por hoy, no por Scioli, no por Cristina. Sí por procedencia histórica, profundamente antiperonista. No hace falta nombrarlos, dejo en manos del lector el desglose final de nombres e ideas.

Como usted ha visto, aquí no se desenvainó el peronómetro, pues quien escribe, no lo tiene (solo Perón lo tiene). Con lo cual, la banalidad de decir “no es peronista”, requiere de un buen grado de imbecilidad de mi parte.
La crítica no es al nombre “Randazzo”, es a la idea que está tras él. El 2019 queda lejos, y exaltarse por una eventual vuelta de CFK es inoportuno. Hay 40 millones de razones. Y además, cuando la protagonista de la historia, ha dejado entrever, que no volverá.

“No queremos tropas disciplinadas que a todo digan que sí. Queremos tener compañeros y compañeras que piensen, que nos digan la verdad, que tengan la capacidad transgresora, que nos ayuden a equivocarnos lo menos posible. No queremos más la práctica del culto del individualismo, a la personalidad, y a la teoría del jefe. Esas teorías que tanto daño han hecho a la política. Quienes desde la lealtad se atreven a pensar diferente y disentir, se diferencian en mucho de aquellos que ocultan con la obsecuencia la traición”  Néstor Kirchner.


El pueblo muy difícilmente se equivoque, y seguramente, en 2015 apostará por la continuidad de las decisiones que han hecho de este pueblo, un pueblo más digno. Estamos transitando senderos de una patria justa, libre y soberana, el Frente Para la Victoria expresa eso, su conductora expresa eso. A pesar de todos los traidores que atacan desde afuera y desde adentro. Las PASO marcarán a los que se decían “propios”, por algún interés personal, y a los verdaderos compañeros y compañeras, que apoyaron desde 2003, y apoyarán hasta el final.

Mientras tanto, la militancia apoyará al que más represente su idea, con un espíritu de unidad y humildad. Al contrario de lo que algunos dirigentes ponderan en sus dichos.
Los números de las encuestas, son muy prematuros para afirmar un resultado concreto, lo cierto es que, el FPV mantiene un predominio territorial, estructural e histórico, por sobre el PRO y la UCR (disfrazada de Unen). Hay ventaja, que nos permite soñar con una victoria sin ballotage. Algunos dirigentes deberán perder la cobardía y el miedo hacia Daniel Scioli, y pelear un lugar, con armas nobles, con ideales propios, y con militancia. Tirando basura no sirve, y, aunque esto se dé en un ámbito de microclima, es dañino y mucho para nuestras aspiraciones de seguir haciendo.

Con fe, con esperanza, con optimismo, PERONISMO PARA SIEMPRE!

jueves, 26 de junio de 2014

¡Viva el fútbol, viva el mundial y viva Perón!



          Tiro libre A doce metros del área, palo izquierdo del arquero. Argentina – Nigeria, último partido de la fase de grupos del grupo “F”, 1 a 1, partido difícil. Cancha rápida y mojada. Cuarenta mil argentinos cantando al unísono, un puñado de brasileros gritando por Nigeria. Se termina el primer tiempo. El pateador acomoda la pelota, perfil izquierdo, con la mirada de un águila de montaña. Da un par de pasos casi trotando hacia adelante y dispara… es gol, es gol, es goooooooooool! Lionel Messi, vestido de héroe patrio. Argentina toda grita gol.



En el arrabal, en el rincón más recóndito del suelo nacional. En la Puna y la Pampa, las Sierras y el Litoral, la Urbe y la Patagonia, el pueblo festeja, el pueblo es feliz, a pesar de que como dice un gran relator, “esa felicidad dure lo que dura un paisaje que se escapa por la ventanilla del tren”. Se abrazan los cuñados, la suegra y su nuera, el peronista y el radical, el bolche y el pez gordo, el k y el anti-k, y todos los que solo por un puñado de horas se olvidan hasta de su nombre.
La causa de esta pasión es materia de admiración constante por quienes estudian el sentir social del  argentino. La conclusión es que simplemente se ama a este deporte, se lo vive y siente como algo visceral. Por eso, el fútbol ya es un elemento puro del acervo cultural argentino. Ahora bien, el porqué es un misterio, a pesar de que ya han tratado de hallarlo. Es algo innato y místico, difícil de describir y entender, como cualquier fenómeno que atrae masas.

Muchos han dejado sus huellas, también el General Perón: “El Estado auspiciará el desarrollo de la cultura física del pueblo en armonía con su formación moral e intelectual mediante el ejercicio del deporte”.  


 Y continuaba: “El deporte ayudará a la elevación del bienestar y de la cultura general del pueblo, al desarrollo de sus sentimientos de patriotismo y a la solidaridad social”


 Siendo el fútbol el deporte más amado y practicado por nuestros compatriotas, sería muy iluso no recordar al peronismo como la primera ideología que levantó las banderas del deporte, en especial al fútbol, llevándolo a los barrios. El mayor de los ejemplos, son los “Juegos Evita”, en donde alguna vez participó un tal Diego Armando Maradona.
Millones de argentinos frente al televisor, en familia, abrazados, juntos, felices, más patriotas que nunca. Con banderas, camisetas con colores celeste y blanco. Chicos con cornetas, bombos y platillos cantando al ritmo de “Brasil decime qué se siente…” Chicos en las escuelas, vivando una pasión que es de todos. Porque la selección es de todos, y la alegría es para todos.
¿Cómo no emocionarse? ¿Cómo no soñar con una nueva victoria? Si en las calles hay optimismo, solo se habla de eso, la ilusión brota desde las entrañas del argentinismo sanmartiniano, rosista y peronista. Alguna vez Perón dijo: “Peronista somos todos…”, porque ser peronista es amar con pasión a la patria, ¿Qué importa si su pico máximo lo encontramos por un partido de fútbol? si existe, EXISTE, es real y verdadero. Todos somos peronistas en el mundial.
El peronismo es el gran responsable histórico de que el fútbol sea lo que es, porque la política del deporte es un fin, cuyas bondades emanan automáticamente y por inercia desde su ejecución. El General marcó a una generación que inculca el mismo sentido de pertenencia a sus descendientes. No es casualidad tanta pasión, es causalidad. El peronismo está en la Selección, ojalá la selección sea peronista. Unidos y Organizados, ¡Vamos Argentina, carajo!



viernes, 4 de abril de 2014

El Ser Progre



¿Qué es el ser progre? ¿Qué es el ser? ¿Qué es ser progre? ¿Hasta dónde esto es un alevoso menosprecio al interlocutor “acusado” de “ser así”? Pues bien, querido amigo, como dice una canción, “yo no vine a recordar el invierno, ni a decirles cómo es que hay que vivir”. No voy a responder estas preguntas tajantemente, sino más bien daré algunos ejemplos, usted piense, reflexione y tome su propia conclusión como más  quiera.
Para empezar, si a usted le ha molestado que anteriormente, en esta misma nota,  diga “amigo” y “no amigo/a”, o “amig@”  me temo que usted es progre (?) y seguro se sentirá tocado de cerca por lo que viene a continuación.
Cabe aclarar que entre “el zonzo” que bautizara Jauretche, por mediados del siglo pasado, y el progre actual, no existe mucha diferencia. Y he aquí varios ejemplos:

1. El progre anti racista:
 
 Recuerde aquel noviembre de 2008, se venían las elecciones yanquis, todo el planeta periodístico cubriendo el tema, enviados especiales, imágenes en vivo desde la “Casa Blanca”, entrevistas, etc. Y una clara tendencia a favor de uno de los candidatos, el hoy presidente: Barack Obama, pero…  ¿Por qué? ¿Por su capacidad de orador? ¿Por su desempeño como legislador? ¿Por sus promesas? ¿Su campaña? Así es, como usted se lo imagina, por ser negro. Ahí está el ser progre, levantando las banderas anti racistas, pero al mismo tiempo siendo discriminador. Claro, Obama es especial, es distinto… solo por su color de piel. ¿Acaso para presidir un país importa su color de piel? Si bajo el concepto de igualdad decimos que eso es una aberración, ¿no estará el ser progre buscando morbo? Claro que sí. El ser progre es morboso por esencia. “¡Ahí lo tienen! El primer Presidente negro de los Estados Unidos. Increíble.




2. El progre ambientalista:

Aquí tenemos una gran variedad de temas para tratar, pero solo el título que designa a esta clase de progre nos lo relaciona con el secentismo falopa, con los que van a encadenarse a barcos para que no puedan extraer petróleo, los que sabotean maquinarias de construcción para que no se haga tal o cual obra, los que por un árbol son capaces de sacrificar su propia vida. Y… así podemos hacer un compendio de actitudes que carecen de una lógica moral y política y que  en lo absoluto no son congeniadas bajo las esferas de un pensamiento con base doctrinal y/o científico, como el justicialismo. El militante progre ambientalista, no puede, de ninguna forma, ser un buen militante político.
 


3. El progre ¿humanista?

Imagínese, estimado lector, esta situación:  Va el  progre caminando por la calle comiéndose un aperitivo, en una esquina ve a un linyera muy maltrecho y hambriento, y decide, muy generosamente, darle una porción de lo que estaba comiendo, y sigue su marcha  -hasta aquí no hay actitud progre-. Una cuadra más adelante se encuentra con un can, flacucho y oliendo por doquier, buscando un trozo de alimento, y decide alzarlo, llevarlo a su casa, bañarlo, alimentarlo y darlo en adopción a una casa para animales. Aquí no hay maldad, para nada, hay hipocresía. Es típico en el progre ver a un perro más susceptible de ayuda que un hombre. ¿Por qué? Será que axiológicamente no sabe lo que es un animal y lo que es un hombre. Vaya uno a saber.



4. El progre anti clerical:

Aquí el ser progre es unísono. Muy difícilmente podamos encontrar a dos progres discutiendo por esto. Porque piensan, generalmente, del mismo modo, odian igual: “¿Por qué hay pequeñas mecas en cada calle a la que voy? ¿Por qué no sacan a la Iglesia Católica de la Constitución? ¿Por qué no prohíben colgar Rosarios en los autos? Si querés un cura, pagátelo vos. Deberían prohibir escuelas católicas. Hay que prohibirle la entrada al país al Papa Francisco. Vender el oro del Vaticano acabaría con el hambre en el mundo por 33 años.” En fin, acá también podríamos extendernos mucho más. No reconocer a la religión mayoritaria de tu país, es de la mayor ceguera política. Desde ya, el ultra clericalismo de, por ejemplo, la blonda bronceada, como dice un senador bigotón, es también algo poco recomendable, pero mucho menos nocivo que el ser progre anti clerical o anti religión, como quiera llamarle.

 
5. El progre ¿político?:

Dicen que una imagen vale más que mil palabras, pues bueno, guárdese esta: 


(el personaje nefasto de la imagen representa a la no menos nefasta raza del periodismo nacional)