Recordemos:
Spruille Braden nació en Elkhorn,
Montana, en 1894, y obtuvo su grado en ingeniería de minas en la Escuela Científica
de Sheffield en Yale. Después de graduarse se incorporó a la empresa minera de
la familia. Más tarde representó intereses de su padre y de la Anaconda Copper
en Chile. En los Estados Unidos, entre 1925 y 1933, integró los directorios de
muchas corporaciones, entre ellas la American Ship and Commerce Corporation, W. A.
Harriman Securites, Pennsylvania Coke and Coal, Marion Steam Shovel Company,
Monmouth Rug Mills y la Capitol Theatre Corporation.
La primera experiencia diplomática
del Embajador Braden llegó en 1920 cuando se desempeñó como asesor de la
Delegación de los Estados Unidos a la Conferencia Panamericana de Finanzas. En
1933 fue designado Delegado de los
Estados Unidos a la séptima Conferencia de Estados Americanos. Entre 1935 y
1939 fue titular de la Delegación de los Estados Unidos a la Conferencia de Paz
del Chaco, donde contribuyó a negociar un tratado de paz que finalizó con la
guerra entre Bolivia y Paraguay. Fue el embajador de los Estados Unidos en
Colombia entre 1939 y 1942, luego fue designado Embajador en Cuba. En 1945 fue
nombrado Embajador en la Argentina, y en seis meses fue promovido al cargo de
Subsecretario de Asuntos Latinoamericanos. Renunció en 1947 debido a
diferencias políticas.
Memorias de Spruille Braden (Arlington House,
1971)
El lema Braden o Perón ha quedado
impregnado en la vida sociopolítica de
nuestra Patria, a tal punto que cualquier enemigo político del peronismo será
otro “Braden”, no nos olvidemos de ese hombre, que llegó a la Argentina para
convencer a Farrell de que termine con la neutralidad histórica de nuestro país
en las guerras de tipo intervencionista y se alíe de una vez por todas a la
unión americana que proponían los Estados Unidos de Norteamérica. Que rompa
relaciones con el “Eje” y se empiecen a cerrar empresas alemanas y japonesas en
nuestro país.
Braden, firme sostenedor de la
mentira que hasta ahora algunos repiten para desprestigiar al General Perón, un
sector “Nazi y Comunista” dentro del G.O.U., cuya máxima figura era Perón, y que
aspiraba conducir el país. Cuando Perón toma fuerza electoral, Braden se
apresura en informar a Washington que el candidato que terminaría la
conspiración “pro-nazi” era Gainza Paz, y que por tanto, Estados Unidos debía
apoyarlo y “liquidar a Perón”. Sabemos que esos cuatro meses de Braden como
Embajador, tal vez de los más turbulentos en ese año, terminarían siendo uno de
los peores fracasos en la vida de este diplomático yanqui. Que le acarreó, no
obstante, un profundo odio hacia el Peronismo, el cual lo atormentaría hasta el
último de sus días.
Un 6 de septiembre de 1945, se
llevó a cabo una reunión entre Juan Cooke, Ministro de Relaciones Exteriores, y el Embajador Braden. Reunión
que se encausó armoniosamente, a diferencia de la última de Braden con Perón,
en la cual el Embajador salió tan rápida y torpemente que olvidó su sombrero,
el cual fue usado como pelota de fútbol, tal contaba Perón cuando fue
consultado sobre ello.
Esa reunión entre Cooke y Braden ha
pasado desapercibida por muchos. El Embajador se jugaba una de sus últimas
cartas en su intento de derrumbar a Perón y ese encuentro no sería la excepción
de otro sus continuos informes a Washington en el que informaba, valga la redundancia, cuál
era la apreciación de los hombres que conformaban el gobierno.
En dicho informe, el famoso “Libro
Azul”, Braden incorporaba una supuesta declaración de Cooke: “La Armada y el
Ejército eran completamente nazis”. ¿Eso
fue cierto? No. ¿Fue eso lo que dijo Cooke? Imposible saberlo.
Lo que si podemos saber es que el
Dr. Cooke además de ser un hombre fiel a Perón y al Peronismo, era también un
hombre con mirada propia sobre esta situación:
“Los partidos, la prensa y los
intelectuales, movidos por el imperialismo, apoyaban al embajador yanqui
Spruille Braden, quien actuaba públicamente en la vida política argentina,
fogoneando la renuncia y detención de Perón.Pero los trabajadores ya no consintieron esa nueva vergüenza: todo el país quedó paralizado por una huelga general y las multitudes marchan hacia Plaza de Mayo donde exigen la libertad de Perón y su vuelta al poder”.
Como reflexión final hay que
remarcar lo simple de la filosofía peronista y su impacto en la evolución
social. ¡Cuántos políticos y periodistas siguen hoy el lineamiento mentiroso y
embustero de Braden! Muchos están dentro del Gobierno, muchos hoy son oposición,
muchos antes eran oposición y ahora están con nosotros. Así como Juan y Eva
viven en millones, Braden vive en otros tantos.